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Las diferencias entre beneficio y rentabilidad

En el análisis de la actividad de los negocios, hay un cierto equívoco entre el beneficio y la rentabilidad. Aunque son conceptos relacionados, no son equivalentes, de ahí que convenga realizar un estudio pormenorizado de lo que implican.​

Conocer la diferencia entre beneficio y rentabilidad servirá para realizar una utilización óptima de los recursos de la empresa a medio y largo plazo. Por otra parte, también tiene una aplicación práctica para conocer el margen de maniobra que tiene una empresa bien gestionada en un determinado ramo.

En el artículo, se describirán los conceptos de beneficio y rentabilidad y se harán una serie de consideraciones relacionadas con el funcionamiento de las compañías.

 

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​El concepto de beneficio

El concepto de beneficio es muy simple: diferencia entre ingresos y gastos. Si el saldo es positivo, hay beneficios y si es negativo, habrá pérdidas. De esta manera, se puede saber si un negocio tiene capacidad de respuesta a corto plazo para afrontar compromisos y, sobre todo, si es viable. De todas formas, tomar una decisión final al respecto siempre tiene que estar relacionado con las dinámicas económicas del momento y del sector de actividad.

En los negocios más pequeños, esta es la principal variable que se tiene en cuenta, entre otras cosas porque los costes no son tan grandes como en compañías de tamaño mayor. El beneficio se puede calcular en bruto y, de hecho, la mayoría de los autónomos lo hacen así, pero a nivel contable hay que restar los tributos, amortizaciones y depreciaciones.

En cualquier caso, y como consejo general, es bueno conocer los beneficios contables, además de ser obligatorio en cualquier sociedad mercantil.

​Beneficios contables

Es muy importante remarcar que, en las empresas, para calcular los beneficios contables hay que restar elementos como son los impuestos, las amortizaciones y las depreciaciones, entre otros. El Plan General de Contabilidad de 2007 permite, fácilmente, calcular esta variable.

 

El concepto de rentabilidad

La rentabilidad va más allá del concepto de beneficio porque su función es cuantificar en términos relativos la explotación de un bien o servicio. Para calcular la rentabilidad, hay que calcular el beneficio total entre los ingresos y multiplicar la cifra resultante por cien; de esta forma, se dispondrá de una magnitud porcentual.

Hay sectores económicos donde, si bien es cierto que las cifras totales de beneficios son altas, también lo es que las rentabilidades son bajas, y esto puede suponer un problema a largo plazo para la supervivencia de una empresa. En muchos casos, la dependencia de las entidades financieras puede resultar fatal si la rentabilidad es baja. Por otra parte, es posible que las condiciones de compra a proveedores comprometan la viabilidad del negocio.

Estos cálculos tienen como finalidad comprobar cuál es el retorno real de la inversión y compararla con otras alternativas, sean de este sector de actividad económica o de otros. También sirve, y no es poco, para comprobar cuál es el margen medio de beneficio de un sector económico para, de esta forma, ver dónde se puede mejorar.

​Ventajas del concepto

Básicamente, el cálculo de la rentabilidad de un bien o servicio es fundamental porque, en la actividad económica, existe el llamado coste de oportunidad, lo que se pierde por dedicar unos determinados esfuerzos (tiempo, dinero, capital fijo) a la comercialización. Por otra parte, hay que recordar que la ley de rendimientos marginales decrecientes marca que, si no hay una inversión tecnológica, la rentabilidad tenderá a bajar.

En ocasiones, las cifras totales distorsionan la realidad porque la psique humana es binaria y suele limitarse al cálculo de beneficios y pérdidas. Sin embargo, esta magnitud sirve para comprobar si vale la pena el esfuerzo que se está realizando o, por contra, con los recursos disponibles es preferible dedicarse a otra actividad.

 

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Conclusiones

Las ratios de rentabilidad se utilizan cada vez más en las compañías, grandes y pequeñas. Los momentos de crisis o desaceleración económica suelen ser acicates para mejorar la eficiencia y en esos momentos los gestores se replantean hasta qué punto el uso de determinados suministros es necesario; una forma de saberlo es calcular la rentabilidad.

De todas maneras, la tasa de beneficios se seguirá utilizando, aunque cada vez más como elemento de descarte, puesto que la información que da es muy básica y para tener más detalles es necesario consultar la contabilidad con detalle.

La utilización de herramientas de facturación sirve para calcular las dos variables. En nuestros días, los programas de software de gestión no solo permiten realizar facturas, sino que también facilitan un desglose de las partidas de ingresos y gastos, permitiendo calcular las cantidades. Además, cuentan con la posibilidad de introducir gráficos que facilitarán los cálculos a medio plazo.

Por lo tanto, el cálculo de estas variables es imprescindible para poder tomar decisiones racionales y a medio plazo en cualquier negocio, asegurando su continuidad.

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