Hoy en día, la mayoría de sistemas de facturación ofrecen la posibilidad de calcular algunos indicadores como el umbral de rentabilidad o punto muerto, la rentabilidad económica y financiera u otros como el ROA. Esta información facilita la toma de decisiones empresariales y permite plantear las estrategias adecuadas en el futuro. La empresa debe conocer en todo momento cuánto gana y por qué, cuál es la proporción de sus beneficios sobre sus inversiones o sobre su capital o cuánto debe producir para ser rentable.
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Umbral de rentabilidad o punto muerto. El origen
Este indicador es esencial en la empresa, si se sitúa por debajo de él, tanto en números absolutos (punto muerto) como relativos (umbral de rentabilidad), entonces habrá que cerrar. Se pueden dar dos casos: la prestación de servicios y la fabricación o venta de mercaderías.
En el primero su cálculo es sencillo, solo hay que sumar los gastos fijos de cada mes y esta cantidad será el umbral de rentabilidad o punto muerto. De esta manera, si los ingresos se situaran por debajo, la empresa tendría pérdidas y si están por encima, habría beneficio.
En el segundo, se complica, ya que se necesita calcular el margen comercial o industrial. Este solo tiene en cuenta los precios de venta y los costes variables necesarios, la diferencia sería dicho margen. Una forma de cálculo sencilla, y que se puede automatizar con los sistemas de facturación, consiste en restar al importe neto de la cifra de negocios (cuenta de pérdidas y ganancias) el aprovisionamiento, y ese resultado dividirlo entre la primera partida.
Una vez averiguado el margen, este se divide entre los costes fijos de la empresa, como los alquileres, salarios de la mano de obra indirecta o amortizaciones. La cantidad resultante es la producción o ventas mínimas necesarias para obtener beneficios y, por tanto, representa el punto muerto. Cuando se hace una búsqueda en Internet, para llevar a cabo un comparativo de programa de facturación, es importante que se nos ofrezca la posibilidad de calcular este indicador.
Rentabilidad económica y financiera. El resultado
Se puede definir la rentabilidad como la proporción que supone el resultado sobre la inversión realizada, expresado en tantos por ciento. Se pueden dar dos casos, que sea positiva o que sea negativa, es decir, que se haya obtenido un beneficio o una pérdida.
Desde un punto de vista empresarial nos encontramos con una doble vertiente. Los activos de la empresa son las inversiones realizadas, incluyendo el efectivo en tesorería, y tienen que ver con el aspecto económico. Los pasivos son las formas de financiación de esas inversiones y se corresponden con el aspecto financiero. Por este motivo, cuando analizan su rentabilidad deben hacerlo desde estas dos perspectivas.
Rentabilidad económica o ROA
Para calcularla, en el numerador estaría el resultado antes de intereses e impuestos, es decir, la ganancia o pérdida relativa al propio negocio. En el denominador estarían los activos totales de la empresa, que a su vez son representativos de sus inversiones. En ocasiones es conveniente eliminar del denominador la tesorería, ya que no es estrictamente una inversión.
Esta primera forma de cálculo aporta información sobre el rendimiento que generan los activos de la empresa. El aspecto económico es importante para valorar a los directivos, ya que este depende de sus estrategias de gestión. Por este motivo, es una variable muy demandada por los accionistas.
Rentabilidad financiera
Se puede definir como el rendimiento para el accionista. Su cálculo relaciona el resultado neto, después de intereses e impuestos, con los fondos propios de la empresa, que incluyen el capital social y las reservas. Es la información esencial para el inversor, ya que le indica cuanto ganará por sus acciones en determinada empresa. Además, al estar expresado en porcentaje, permite comparaciones.
De esta forma, la primera, la económica, tiene una estrecha relación con la gestión de que son responsables los directivos. La segunda, la financiera, es de interés para el accionista. Ambas, a su vez, interactúan debido al llamado coste de financiación. En ocasiones es más conveniente financiar las inversiones con recursos propios (acciones) y otras ajenos (préstamos). Estas decisiones afectarán a ambas rentabilidades.
En definitiva, gestionar
La gestión de una empresa requiere de ciertos conocimientos fundamentales sobre los principales conceptos contables y económicos. Por eso, conocer algunos de ellos es esencial y en este análisis se ha buscado este objetivo, mostrar los más habituales. Lo cierto es que la mayoría de sistemas de facturación los implementan en su formato básico o bien permiten hacer ampliaciones en función de las necesidades del cliente.
Aun así, es conveniente conocer para qué sirven y que tipo de información nos ofrece cada uno. De esta forma, podremos indicar a nuestra empresa de servicios informáticos cuáles queremos que se incluyan en nuestro programa de gestión empresarial. Una buena dirección es esencial para que los resultados sean los adecuados y la información ayuda a tomar las decisiones adecuadas.