La contabilidad es una disciplina necesaria para poder llevar al día el estado de cuentas de una empresa, así como el balance. Se puede definir como una técnica de cálculo para ordenar las cifras de una empresa de forma estructurada y coherente.
Si bien la contabilidad ya nace con el proceso de urbanización en Mesopotamia en el tercer milenio antes de Cristo, en los últimos años ha ganado en complejidad para adaptarse a las demandas de las empresas. En España, la contabilidad se rige por lo que establece el Plan General de Contabilidad de 2007, que se adapta a la normativa europea y ofrece un marco común, superando los planes de 1973 y 1991.
La contabilidad sirve para ordenar el resultado de la facturación, tanto en compras como en ventas, así como las obligaciones financieras de la empresa. En el caso de los emprendedores, es uno de los primeros temas que han de dominar y, afortunadamente, existe un programa de contabilidad para conseguirlo fácilmente. Tener la contabilidad ordenada es una obligación legal y es fundamental su conocimiento para evitar sanciones.
Hay que señalar que las cifras de una empresa se dividen en nueve grupos, correspondientes a elementos comunes. Se pueden realizar cuentas de balance y de ingresos y gastos.
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Cuenta de balance
Las cuentas de balance tienen como objetivo indicar la estructura del activo y pasivo de la empresa. Se establecen mediante una T que divide la hoja en el Debe (izquierda) y el Haber (derecha). Es fundamental tener en cuenta que cada cifra tiene su contrapartida, y un balance, para que esté bien, siempre ha de cuadrar.
La cuenta de balance es muy útil porque permite conocer la estructura financiera de una compañía y, de esta forma, poder tomar decisiones que la modifiquen para mejorar la rentabilidad de la misma.
Activo
El activo es el conjunto de bienes financieros y patrimoniales con que cuenta una empresa y que se pueden convertir, con más o menos rapidez, en dinero. En este capítulo se incluye el dinero que la empresa tenga en el banco, los pagarés, la maquinaria o los edificios.
A efectos contables, se divide entre activo corriente y activo no corriente.
Pasivo
El pasivo es el conjunto de obligaciones que una empresa ha de saldar con terceros. En este capítulo se incluyen los tributos, los créditos a devolver, los intereses de demora o los pagos a proveedores.
A efectos contables, se divide entre pasivo corriente y pasivo no corriente.
El balance es la contabilización del activo, el pasivo y el patrimonio neto de una empresa. Clic para tuitearCapital neto
El capital neto, conocido como neto patrimonial en la contabilidad, es una magnitud fundamental para conocer si la empresa está o no saneada. Consiste, básicamente, en restar el activo del pasivo y, en caso de diferencia positiva, significará que la empresa tiene capacidad de respuesta.
Cuenta de resultados
La cuenta de resultados hace una fotografía de lo que una empresa ha ganado o perdido en un ejercicio, a partir básicamente de la facturación. De esta forma, se tiene una imagen fiel de cómo ha rendido la actividad de la compañía y, en caso de ganancias extraordinarias, también se podrá saber de dónde proceden. Por lo tanto, es un elemento importante para valorar la viabilidad de la compañía.
También responde al modelo de contabilidad por partida doble y se incluirán los ingresos en el haber y los gastos en el debe.
Ingresos
Se incluyen todos los ingresos que una empresa realiza como resultado de su actividad cotidiana (ventas), así como los derivados de operaciones extraordinarias (inversiones financieras) o las devoluciones de tributos.
Gastos
Hay que introducir todos los gastos que se generan derivados de la actividad de la compañía, desde las compras a los proveedores hasta el pago de salarios, suministros, créditos, intereses y tributos.
Beneficios o pérdidas
Básicamente, la diferencia entre los ingresos y los gastos indicará si la empresa cuenta con beneficios o pérdidas. No tiene mayor incidencia y este es el elemento que corresponde valorar para evitar cualquier tipo de problema suplementario.
En primer lugar, habrá que calcular el beneficio antes de impuestos y, posteriormente, restar los tributos y otros elementos.
Conclusión
Conocer estas magnitudes básicas sirve para no perderse en el mundo empresarial, por mucho que luego se pueda optar por delegar estas cuestiones. En cualquier caso, existe un programa de contabilidad que permite calcular balances y cuentas de resultados, con todas las ventajas que conlleva.
En primer lugar, el cálculo de los balances permite planificar a largo plazo, puesto que indica dónde hay que mejorar, ya sea por exceso de apalancamiento o por una gestión ineficiente de los activos.
Por otra parte, la cuenta de resultados permite saber cómo va la empresa a corto plazo y también facilita la comparativa con otras compañías del sector.
Por lo tanto, contar con un software empresarial será una buena ayuda para realizar la gestión ordinaria del negocio.
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