Las cooperativas de trabajo asociado se han convertido en unas de las opciones más demandadas por los trabajadores por cuenta propia que no pueden o no quieren darse de alta como autónomos. Es una alternativa legal y económica que permite gestionar las facturas de un grupo de profesionales cuya actividad económica es la misma o similar.
De hecho, es también una excelente oportunidad para las asesorías y gestorías que deseen coordinar la gestión de diferentes profesionales del mismo gremio. Un programa para asesorías permite integrar un software de facturación que gestione las facturas del trabajo realizado por cada uno de los miembros.
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Cómo funcionan las cooperativas de trabajo asociado
Las cooperativas de trabajo asociado pueden disponer de un programa de facturación para administrar y optimizar sus trámites administrativos, fiscales y contables ante la Agencia Tributaria. Bajo el paraguas de esta forma jurídica se pueden agrupar trabajadores que colaboren en el mismo proyecto, aquellos profesionales que trabajen por su cuenta de manera puntual o aquellos que no perciban ingresos suficientes para asumir los costes del alta en el RETA (Régimen Especial de Trabajadores Autónomos) de la Seguridad Social.
Los profesionales que integran este tipo de cooperativas son trabajadores al mismo tiempo que son socios. No se trata de profesionales independientes propiamente dichos, sino que se obtiene una nómina por el importe de las facturas realizadas.
La facturación la realiza la cooperativa a través de un programa de facturación y siguiendo el mismo modelo de factura para todos sus miembros, puesto que la emisión de las facturas se realiza con el CIF de la cooperativa y sus datos. Cuando el socio ha finalizado su trabajo, se le abona el importe a través de una nómina, en la que se han descontado los costes generados por las gestiones que realiza la cooperativa y los impuestos pertinentes. Es la misma organización la que tramita el alta y la baja de los días en los que el socio está trabajando en un determinado proyecto.
Cabe señalar que el miembro cobra la nómina emitida cuando el cliente ha abonado el pago a la cooperativa. Así, aunque se facture a través de la organización, el profesional ha de gestionar cada una de las facturas que se ha emitido a sus clientes, es decir, ocuparse de que el cobro se efectúe según el acuerdo alcanzado. La cooperativa no financia a sus miembros.
Muchos profesionales a los que no les sale a cuenta darse de alta como autónomos utilizan este sistema, ya que no facturan mucho de manera habitual o continuada en el tiempo. Así, la cooperativa realiza todas las gestiones administrativas mientras los miembros cumplen con la legalidad vigente y trabajan en un mismo proyecto o una misma actividad. Es una opción muy común entre los profesionales de la comunicación audiovisual, periodistas, artistas, traductores o trabajadores de la hostelería, puesto que no desempeñan actividades de manera continuada en el tiempo; sino, más bien, temporales o puntuales.
Modelos organizados a los que asociarse
Las cooperativas de trabajo asociado se han generalizado. Los profesionales de diferentes gremios pueden asociarse a las existentes sin la necesidad de buscar más gente para crear una nueva. Algunas están diseñadas, precisamente, para que los freelances facturen de manera legal por su trabajo.
El uso de un programa de facturación permite agilizar las tareas y facilita las gestiones de los socios-trabajadores de estas cooperativas. Aquellas personas que no pertenecen a colectivos concretos pueden unirse a las cooperativas que se dedican en exclusiva a atender las cuestiones referentes a la facturación de sus socios. Es muy útil el uso de un programa para asesorías como herramienta para gestionar la facturación de los trabajos realizados por los miembros.
Para formar parte de estas cooperativas, hay que pagar la cuota de socio. Los costes derivados de la Seguridad Social por los días en los que se ha trabajado, la retención del 2 % del IRPF, que es lo que está establecido para ingresos de menos de 11.700 euros al año; los gastos de gestión establecidos; y el porcentaje del Impuesto de Sociedades correspondiente.
De una manera completamente coordinada, los socios-trabajadores de estas cooperativas pueden desarrollar una actividad económica lucrativa sin asumir a título individual todos los gastos derivados de la gestión de una empresa, así como los correspondientes al trabajo autónomo en este país. Es una alternativa más económica que la de crear una sociedad mercantil o trabajar por cuenta propia como profesional independiente. Es una forma idónea para poder percibir la remuneración económica correspondiente por trabajos puntuales.
Las cooperativas de trabajo asociado se han generalizado para dar respuesta a las necesidades de muchos emprendedores que necesitan facturar de manera legal por su actividad. Gracias a ello pueden reducir los costes que tendrían como trabajadores autónomos o administradores de una sociedad mercantil y desentenderse de todas las gestiones administrativas que conlleva.